Hace 82 años en Aipe, un pueblo ubicado a la orilla izquierda del río Magdalena, nació un hombre sencillo, amable y de humildad pura. Hijo de campesinos, creció entre las labores del campo y las restricciones propias de una familia en la que nacieron 12 hijos y sobrevivieron siete.
Asistió a la escuela local, y desde muy temprana edad se destacó por la inusual relación y dominio con los números, al punto que en el pequeño pueblo, reducido en perspectivas, Humberto Charry Losada se convirtió en todo un personaje.
“El primer día de colegio mis compañeros me pasearon en hombros por los salones, yo era un muchacho campesino y tímido, pero desde ese día me impuse la tarea de hacer ejercicios numéricos todos los días, en un compromiso por superar y cultivar mi habilidad”.
De esta noticias podemos decir que este hombre nació para los números, pero nunca se conformo, busco desarrollar y mejorar su inteligencia matemática y aprovechar esto como una fuente de valor y económico a la vez. Humberto finalmente señala que el hombre es mejor que la máquina y pueder superarla.
“Hay quienes no saben que la máquina es una simple herramienta de procesamiento y nada más, la máquina no planea, no ama, ni odia, es un ser inerte; por el contrario, el cerebro bulle, genera y crea; ahí está la gran diferencia, el cerebro humano supera a la máquina y esto lo digo porque no falta quien ponga al hombre en el piso y a la máquina en la cúpula”
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