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viernes, 5 de noviembre de 2010

Capacidad de la gente para adquirir Inteligencias Múltiples

Aquí publicamos una verdadera historia de vida, que demuestra que con esfuerzo y dedicación se puede lograr todo lo que uno quiere. Con perseverancia podemos adquirir más de una inteligencia, y si no lo crees, luego de leer esta historia lo creerás.
Trata la historia de una mujer luchadora, que jamás se rindió, y buscó sus sueños, hasta conseguirlos. Y su hijo la cuenta a continuación:

Cuando el teatro se cruzó con mamá...

Esta historia se remonta a 1983 cuando mi madre con tan sólo 18 años dio a luz a la que es hoy en día mi hermana mayor. Para ese entonces mi madre acababa de terminar el colegio y ya se encontraba con una hija. Un año más tarde dio a luz a lo que hoy en día soy yo. Teniendo 19 años vio truncos sus sueños de estudiar en la universidad y se dedicó a la responsabilidad que implica ser madre de dos hijos tan joven. Tiempo después empezó un negocio de chompas en casa de mi abuela donde vivíamos. Ahí en casa teníamos una mini fábrica de chompas. El tema de no haber podido estudiar lo que quería hizo que siempre cargara con una frustración que la llevaba a casa y que influyó mucho en su relación con mi papá lo que finalmente la llevó a una separación. Impulsada por sus ganas de no quedarse con esa espina clavada, decide a los 31 años empezar a estudiar publicidad en el IPP. Siendo de lejos la mayor de todos los alumnos, mi madre lo asumió con total responsabilidad y convencida de que era la carrera que siempre había querido seguir. Conocida como la señora de la movilidad por ser la única del curso en tener carro, se graduó del IPP en el primer puesto. Fue un paso gigante para mi madre, se sentía realmente realizada, feliz, contenta consigo misma, se notaba que se había sacado ese peso de encima con el que siempre tuvo que cargar.


Empezando a los 33 años como practicante de personas mucho menores que ella, fue creciendo, pasando por diferentes agencias de publicidad hasta que finalmente llegó al Jockey Plaza donde terminó siendo Jefa de Marketing. Parecía llevar una buena vida, ganaba bien, se daba sus buenos gustos, pero con el transcurrir del tiempo empezó el descontento. Ya no se sentía bien en su trabajo, la relación con su jefa no era de la mejor y ahí fue donde sin querer encontró su verdadera pasión. El Teatro.


Fue en el 2005 cuando decidió incursionar en el teatro. Llevó un curso con Aristóteles Picho y ahí su vida cambió. Empezó llevando a la par del teatro con su trabajo en el Jockey Plaza hasta que finalmente se armó de valor y nos contó que había encontrado realmente su verdadera vocación. Dejó todo, su trabajo, su buen sueldo, la vida snob de una ejecutiva exitosa y se dedicó a la actuación, llevó cursos de improvisación, clown, siguió con el teatro en diferentes escuelas y ahora toda su vida la tiene dedicada a eso. Yo tenía 21 años cuando me contó su decisión, al comienzo le dije que no me parecía, que no debía abandonar su trabajo, que debería seguir haciéndolo a la par. Igual que mi hermana no estuvimos muy contentos con su decisión pero como hijos debíamos apoyarla y así fue. Hoy casi 5 años después, el tiempo le dio la razón a mi madre. Actualmente es productora de la escuela Ketó. Escuela de teatro, clown e improvisación. Es una de las escuelas más reconocidas del Perú. Como productora ha organizado diversos campeonatos de improvisación, nacionales e internacionales. Como improvisadora ha participado en dichos campeonatos, hace una semana estuvo en el festival de teatro de Bogotá en Colombia representando al Perú. Como actriz lleva protagonizando tres obras de teatro, comerciales y ha tenido participaciones en importantes series nacionales. Pero principalmente como ser humano, puedo afirmar, que mi madre es feliz. Que en Ketó encontró una familia, encontró el amor y sobre todo nos demostró que nunca es tarde para dedicarse a lo que uno realmente quiere y que sobre todo, la vida nos tiene escritos mil capítulos y que depende de nosotros ser los protagonistas de nuestra propia historia. Su nombre es Mónica Madueño Hanza, tiene 45 años y es feliz.

Mi nombre, Renzo Vinatea Madueño, tengo 25 años, trabajo como director en una casa realizadora y tuve el privilegio de dirigir a mi mamá en un comercial y compartir su felicidad.

Gracias.


Fuentes:


http://www.historiasdetiempo.com/historias/115.html


http://www.ketoimpro.com/

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